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Abogados Venezuela, Noticias legales Editado por Raymond Orta Martinez

»Ratificar vs. No ratificar», por Andrés A. Mezgravis

marzo 15, 2004

EXISTEN DISTINTAS percepciones en relación con la conveniencia o no de acudir al proceso de reparos. La doctrina nos enseña que las percepciones están influenciadas por experiencias pasadas y por nuestros intereses, de allí que a veces frente a un mismo hecho surgen diferentes interpretaciones. Pareciera que actualmente, la mayoría de los dirigentes de la Coordinadora se inclinan por la opción afirmativa.

No nos queda la menor duda de que la fallida experiencia del «paro» y el comprensible deseo de evitar situaciones que pudieran poner en riesgo la vida, son tan sólo algunas de las razones que explican esa tendencia.

Paralelamente, existe otro sector calificado de «radical», que igualmente se ve influenciado, entre otros factores, por el conocimiento que tiene de las expe riencias sufridas en regímenes autoritarios y teme, más que por sus vidas, por la libertad de ellos y de sus futuras generaciones. De allí que, este tema, además de complejo, pudiera generar conflictividad entre los mismos miembros de la sociedad democrática. Si bien es cierto que esta conflictividad sólo favorecería al régimen («divide y vencerás»), resulta en nuestro criterio inconveniente que algunos sectores utilicen este argumento para sofocar cualquier discrepancia constructiva.

TAL FORMA DE proceder atenta paradójicamente contra la misma esencia de la democracia, cuya defensa estamos enarbolando. Pareciera, entonces, que la negociación más compleja es entre los mismos miembros de la sociedad democrática y no entre algunos miembros de la Coordinadora y el CNE. Conviene aclarar que las divergencias no son malas, lo que puede ser nefasto es la manera o formas que utilizamos para resolverlas, incurriendo, por ejemplo, en ataques personales. Las divergencias son las responsables de los mayores avances de la humanidad. Y la decisión de ir o no a ratificar es de tan trascendental importancia que requiere que sea analizada y debatida abiertamente por todos los afectados. Resulta a todas luces censurable la argumentación de «si no estás de acuerdo con mi posición, entonces estás rompiendo la unidad». La unidad debe ser fruto del diálogo abierto, sincero y respetuoso, en el que se expongan claramente los intereses e inquietudes de cada una de las partes.

POR MI PARTE, opino que dejarnos guiar en un momento histórico tan importante por experiencias fallidas y temores naturales es un grave error. Todos queremos la paz y la solución menos traumática. Sin embargo, si algo ha quedado claro a lo largo de estos años es que las buenas intenciones no bastan. Asimismo, las buenas intenciones tampoco son suficientes para negociar. Un negociador que negocia sin una alternativa clara, es decir sin saber qué puede hacer en caso de que no resulte la negociación, y que no intenta mejorar esa alternativa durante el proceso de negociación, no negocia sino que mendiga. Un buen negociador determina y mejora sus alternativas antes de negociar, no después de que ha concluido la negociación. Según los expertos, otra regla básica de la negociación es no ceder ante ataques, amenazas, trucos o trampas. Cuando se da alguna de estas situaciones un buen negociador no cede, sino que busca y se aferra a principios objetivos o criterios legítimos (como el muestreo estadístico sugerido por la OEA y el Centro Carter) para evitar caer en el juego del adversario.

Profesor UCV y UCAB en Medios Alternativos de Solución de Conflictos

amezgravis@hotmail.com