1. Concentrarse sólo en su trabajo sin pensar en lo que su cliente espera de éste.
2. No comunicar a su cliente de los avances o resultados que se obtengan
3. Escribir artículos que sólo son entendidos por su círculo de colegas, cuando lo que se debería escribir es algo útil y entendible para el público que le va a generar trabajo.
4. Presentar a sus prospectos de clientes brochures, tarjetas de presentación y papelería de muy baja calidad.
5. Presentarse al público como los especialistas en todo, cuando se sabe perfectamente que “todo es nada”.
6. Publicitar avisos ofreciendo sus servicios en las secciones económicas de diarios locales, sin pensar en las consecuencias que esto puede causar en su imagen profesional.
7. Publicitar avisos ofreciendo sus servicios en revistas especializadas de muy alto presupuesto sin especificar al público cual es el beneficio que se ofrece.
8. No fomentar la solidez de la relación cliente – abogado. Ni durante o después de terminado el trabajo legal encargado por el cliente.
9. Tener páginas web que sólo son brochures virtuales, que no tienen alguna utilidad para los clientes o prospectos de clientes
10. Trabajar sin tener dentro de la oficina algún equipo o persona encargada de investigar si el cliente se encuentra satisfecho con el trabajo ofrecido.
Ivan Cavero De la Peña
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