A un año del 11 de abril: nuevas amenazas

Autor: Comisión Andina de Juristas

Enviador por: Fernandez, Fernando [Fernando.Fernandez@BAKERNET.com]

El 11 de abril se cumplirá un año del intento del golpe de Estado a Hugo
Chávez en Venezuela, en ese transcurso la situación de la democracia en
Venezuela ha empeorado a pesar de las múltiples iniciativas por lograr el
consenso entre las partes en conflicto. La Mesa de Negociaciones y el
denominado «Grupo de Amigos» (grupo de Estados que buscan apoyar la labor de
intermediación de César Gaviria, Secretario General de la OEA) expresan la
preocupación interna e internacional para favorecer el diálogo antes que el
enfrentamiento. Sin embargo, los frutos de ambos espacios de concertación
aún no se dejan notar.

 

 

A un año del 11 de abril: nuevas amenazas

 

Por el contrario, estos últimos meses hemos
asistido a un empeoramiento de

las condiciones de vida en este país. Así por
ejemplo, los indicadores

económicos y sociales presentados por el grupo
de análisis Diálogo

Interamericano en su informe «Las Américas
en problemas», demuestran que la

situación económica en Venezuela se ha
deteriorado en los últimos cuatro

años, lo que queda demostrado con una
contracción económica del 10%.

Pero sin duda la situación más preocupante de
los últimos meses se origina

en la decisión del Gobierno de desarrollar un
política de control de

cambios. Esta política fue establecida debido a
que el inicio del «paro

cívico» originara fuga de capitales que
mermó las reservas internacionales

en 12 % a 10.986 millones de dólares hasta el 21
de enero(1) . Como medida

colateral, se ha creado la Comisión de
Administración de Divisas, encargada

de hacer las asignaciones en moneda extranjera a
importadores y exportadores

bajo la consigna, según Chávez, de «no dar
un solo dólar a los golpistas».

Esta medida gubernamental ha sido asumida por el
sector empresarial opositor

al régimen de Chávez como un arma política
para perjudicar a los empresarios

que participaron de las paralizaciones que
durante varios meses tuvieron en

vilo las calles venezolanas. Así por ejemplo,
uno de los grandes sectores

perjudicados sería la prensa escrita pues los
insumos son generalmente

importados. De concretarse perjuicios a la
importación del papel, esta

situación podría ser interpretada como una
medida indirecta que restringe la

libertad de expresión y que se encuentra
prohibida por el Artículo 13 de la

Convención Americana sobre Derechos del Hombre.

En realidad, cualquier medida que el gobierno de
Chávez adopte probablemente

sea interpretada como una medida destinada a
disminuir a la oposición que

hoy le hace frente. Es por eso que se hace
imprescindible, inclusive para el

propio gobierno de Chávez, la finalización de
este proceso de crisis

política que sólo conduce a crear un clima de
desconfianza frente a

cualquier política estatal.

Sin embargo, esta no es la única nueva
preocupación para los venezolanos.

Durante los últimos meses, se ha confirmado la
presencia de las guerrillas

colombianas dentro de territorio venezolano. Pese
a que las autoridades

venezolanas aseguran lo contrario, un informe del
Ejército colombiano

conocido por el diario colombiano «El
Tiempo», registra que las Fuerzas

Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC),
tienen en territorio venezolano

un centro de adiestramiento permanente, y que el
Ejército de Liberación

Nacional (ELN) cuenta con un campamento que
funciona como base y una

comisión permanente en el sector de Orope,
Venezuela, que se encarga de

conseguir las armas, municiones y material
logístico por toda la frontera.

El diario «El Universal» también pudo
constatar la existencia de un

campamento las FARC en el asentamiento campesino
de San Benito, en el Estado

Zulia. El emplazamiento se enconaría a cinco
kilómetros de la carretera

negra Machiques Colón y a nueve kilómetros
respectivamente de la Base de

Protección Fronteriza Socuavó del Ejército
venezolano y del Puesto de

Comandos Rurales de la Guardia Nacional Mi
Ranchito.

Lo preocupante de este avance de las guerrillas
colombianas en Venezuela al

parecer cuentan con la aquiescencia del gobierno
de Hugo Chávez. Por lo

demás, el presidente venezolano no ha dudado en
demostrar su simpatía por

los grupos colombianos alzados en armas. En el
mes de febrero, según una

entrevista publicada por el semanario «El
Espectador», el presidente

venezolano expresó su deseo de que las
guerrillas colombianas se transformen

en movimientos políticos y contribuyan a generar
cambios.

La política de control de cambios y el auge de
la presencia de las

colombianas son dos elementos que se suman a las
múltiples variables que hoy

explican la precaria situación política, social
y económica de Venezuela.

Ambas se suman a: los altos niveles de
criminalidad; el inicio de atentados

terroristas que aún no son esclarecidos por las
autoridades y que muchos

consideran son actos de terrorismo de estado; las
violaciones a la libertad

de expresión de periodistas y una «Ley de
contenidos» duramente cuestionada;

un creciente número de desplazados colombianos;
acusaciones de persecución

política; solicitudes de intervención militar
para solucionar el conflicto;

entre otros.

El escenario descrito disminuyen las
posibilidades de que Venezuela logre

una salida rápida y concertada a la crisis. Los
espacios hasta ahora creados

lentamente viene perdiendo legitimidad como foros
para lograr soluciones. La

Mesa de Negociaciones frecuentemente se ve
sacudida por decisiones

gubernamentales que contradicen sus objetivos. El
«Grupo de Amigos» está

empezando a ser cuestionado por los intereses
particulares que motivan la

participación de cada Estado integrante del
foro. La participación de César

Gaviria tampoco ha sido lo fructífera que se
esperaba.

Es hora pues que la Organización de Estados
Americanos empiece a evaluar la

posibilidad de poner en práctica los mecanismos
para la protección de la

democracia existentes a nivel interamericano. Es
el caso de la Cata

Democrática que para muchos es necesario
aplicar.