La expresión oral del abogado

La expresión oral como recurso comunicacional y de exaltación de la condición profesional

Sabido es que en las escuelas de Derecho no existen programas específicos dirigidos al mejoramiento de la expresión oral del futuro profesional, hasta el punto que se gradúan sin las habilidades y destrezas que le permitan hacer una presentación brillante, ya sea gerencial, atinente al foro o de cualquier otra naturaleza.

La imagen del abogado culto, asesor natural de la comunidad en la que vive, bien vestido y , quizás de hablar acartonado, pertenece al pasado . Sin embargo, una de las condiciónes que no debe perder el profesional es la prestancia en sus gestos, actitud y sobre todo, en el uso de la palabra, la cual estará dirigida siempre a comunicar de manera precisa (no enredadiza) las ideas , pensamientos y sentimientos de manera que no quede lugar a dudas sobre lo que quiere decir mediante la utilización de un lenguaje conforme a las normas de la prosodia y del sentido común.

Para lograr lo anteriormente expuesto, el abogado deberá, paralelamente a la adquisición de conocimientos y actualización jurídica, obtener un registro cultural general y estudiar la expresión oral permanentemente, siendo el primer paso para su logro , entrenarse en el arte de la Lectura Pública.

Lectura Pública es , como su título lo indica, leer en alta voz (en público o a solas) textos de cualquier naturaleza sin errores, cumpliendo con las reglas gramaticales conocidas y , sobre todo , siguiendo ciertas técnicas como el uso oportuno de las pausas, de los gráficos, de los ejemplos, la lectura adelantada que le permita ver al púbico «mientras lee», dominando , a su vez, aspectos como el tono, la intensidad (volumen) y el timbre natural de manera que cualquier disertación que haga , sea un exito , por el contenido, claro está, y por la forma como la haga.

Lamentablemente, las condiciónes expuestas no son comunes. Lo común , es lo contrario; es decir, incertidumbre del expositor, dificultad para expresar las ideas, suma dificultad al leer, nerviosismo, voz apagada, apresuramiento con atropellamiento articulativo de palabras y frases, aunado , todo esto, a un uso limitado de los recursos linguísticos tan ricos en el castellano.

La lectura en alta voz solo requiere practica permanente y , preferiblemente el monitoreo de un especialista en el area de lectura, trátese de un orador con experiencia, un locutor profesional o educador que conozca el tema.

Un pensador español señaló que el que habla como escribe , aunque escriba bién, habla mal. Esto significa que son fenómenos conectados pero no exactamente lo mismo. Un buén prosista puede ser mal orador y , lo contrario, también es cierto. De allí que , entrenarse en lectura pública y aprender a planificar bién el discurso dá lugar a un profesional que estará en capacidad de comunicarse eficientemente y demostrar sus conocimientos de manera agradable , convincente y elegante. Es allí donde radica la diferencia. (continuará)

Para consultas y talleres comunicarse con la Dra. Gloria Corredor por coryavel@hotmail.com